miércoles, 11 de marzo de 2009

Un lugar para los sentidos. Fuente La Higuera-Monte de Gibalbín.

Me dijo mi padre que quizás el paisaje no sea uno de los más bellos ni aún ni siquiera de los más conocidos pero es una pequeña porción de tierra donde la naturaleza engendra cada año multitud de vida. Esta su pequeño arroyo donde en años lluviosos como este lagrimea la sierra y los montes adyacentes una y otra vez. Su vegetación por más de un lugar descontrolada ataviada con zarzas silvestres, centenares de acebuches, retamas y hojarasca con algún que otro granao que resalta su colorido, ya entrado el verano y como no aquello que mi familia generación tras generación han ido manteniendo, el Olivo sagrado, que ha tantas civilizaciones ha servido de diferentes formas. Estos Olivos de mi familia son centenarios, quizás sobrepasen los doscientos años ya que mi abuelo me ha comentado que fue su abuelo el que los plantó. Su mantenimiento conlleva muchísimo trabajo y como dice mi padre fijémonos en su corteza, en su porte, en sus pies enterrado en el fondo de la tierra dan vida nada más verlo.
Y la pequeña fuente cuantos cuerpos saciaron su sed.
Y aún sigue hay manando agua para saciar otros cuerpos, pitirrojos, carboneros, gorriones, cientos de abejas que en verano buscan su apacible humedad y algún que otro búho y lechuza que están empezándose a ver. Quizás el paisaje no sea uno de los más bellos ni aun siquiera de los más conocidos pero está empezando a volver vida, vida que se fue.

Descripcion Literaria realizada por: Ismael Halcon Monje / Curso: 3ºD

No hay comentarios: